La estancia en general fue buena, el unico puntillo malo que le vi son lo estrechi (por incomodo) que son las regaderas y los inodoros. Era casi imposible tomarse un baño normal. Fuera de eso la estancia me vino placentera.

El personal del Hostel es estupendo, siempre preparados para ayudarte y darte una estancia agradable.

Las paredes son finas y oyes cuando la gente se levanta y camina por los pasillos. Pero si estas cansado de patear la ciudad ni te enteras!

Aunque al principio parecía que eran muy abiertos y simpáticos, resultó que lo utilizan como local para el grupo de amigos y no se podía dormir por las noches, aunque nosotros también saliéramos de fiesta, hacían muchísimo ruido por las noches y aunque les pidiéramos varias veces que bajaran la música y bajaran la voz, ni caso. Somos asiduos a hosteles, pero creemos que unas normas básicas como que a las 4-5 de la madrugada no se haga ruido, son imprescindibles, cosa que en éste, no lo hemos encontrado. Por otro lado, el desayuno se sirve de 8:30-11 horas, y no nos coincidió que hubiera nadie. Además, de desayuno buffet nada, chocapics pasados, pan de molde y agua de naranja, el café te lo tenás que pagar, y aunque fueran 80 céntimos, no creemos que deba de tener el calificativo de "desayuno buffet".